El honor es la conciencia externa; y la conciencia, el honor interno.Arthur Schopenhauer -Filósofo alemán. (1788-1860)
Honor en las Sociedades Guerreras
Los Fundamentos del Honor
“En el Bushido, tres virtudes son escenciales: Deber, Justicia y Valentia. Hablamos del guerrero leal, del guerrero justo, del guerrero valiente. Y es aquel, el que está dotado de estas tres virtudes, el guerrero de la clase más alta” - Budo Sushinshu, Daidoji Yuzan (Siglo XVII)
Responsabilidad
“Está prohibido actuar irresponsablemente en el Camino del Cielo; dar poca importancia a los deberes hacia el Maestro y ser exageradamente celoso de sus propios asuntos” - Regulaciones Imagawa Ryoshun, Imagawa Sadayo (1325-1420)
Justicia
“La justicia es la reina de las virtudes republicanas, y con ella se sostiene la igualdad y la libertad” - Simón Bolívar, militar y político venezolano, fundador de las Repúblicas de Colombia y Bolivia
- El mas honorable curso de acción es el de entregar el dinero a la familia del difunto sin ni siquiera considerar el robarlo, por el simple hecho de que esa es la acción correcta.
- Quedarse con el dinero por un tiempo determinado, pero regresarlo en cuanto la vergüenza de este proceder sea intolerable.
- Considerar el quedarse con el dinero pero al final devolverlo por miedo a ser descubierto.
Erwin Rommel, un Ejemplo de Honor Entre lo Peor de la Humanidad.
Valentía
"El verdadero valor no es llamar a la muerte, sino luchar contra el infortunio. La temeridad se esconde bajo el nombre del valor. Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas no porque sean difíciles en si, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas" - Lucio Anneo Séneca, filósofo y dramaturgo romano (4 a.C.-65 d.C.)
"Aprendí que la valentía no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que lo conquista" -Nelson Mandela, político sudafricano (1918-2013)
Honor y Ego
Un día, Pancho se encontraba jugando domino con sus amigos en la cantina del pueblo. Ya medio alegre por las copas, Pancho se puso a hablar pestes de Pepe y de su familia: que eran unos ladrones, cobardes y pendencieros. Lo que Pancho no sabía es que en la mesa de al lado estaba sentado un amigo de Pepe, y ni tardo ni perezoso le fue con el chisme. Al enterarse, Pepe sintió que su honor había sido manchado, y siendo fiel creyente de la maxima que reza "Las manchas de honor se lavan con sangre", fue hecho una furia a la cantina a pedirle explicaciones al bocón, machete en mano.
Pepe entró a la cantina azotando la puerta y gritando a voz en cuello dónde se encontraba Pancho, que diera la cara si era tan machito. Pancho, sorprendido por la intempestiva entrada pero no queriendo pasar vergüenzas frente a sus amigos, saco su propio machete y le dijo que si tenia algún problema podían resolver el asunto "como los hombres" afuera. El cantinero, noble y sabio como todos los de su oficio, trato de calmar los ánimos, que Pepe olvidara las calumnias y que Pancho se disculpara por su desliz, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a quedar como cobarde ante los parroquianos, así que ambos salieron, seguidos por los curiosos.
El primero en atacar fue Pepe, tirándole un machetazo directo a la cabeza. Pancho, a pesar de las copas, era hombre de buenos reflejos y un experimentado duelista, así que se agachó para esquivar el golpe y le tiro un viaje a las piernas. El machetazo abrió un feo tajo en la espinilla de Pepe, pero no lo suficiente para detenerlo. Recuperando el balance, lanzo una feroz patada al rostro de Pancho, que todavía estaba agachado, y se la atestó de lleno, rompiéndole la nariz. Ambos hombres, heridos, en su fuero interno empezaron a sentir que las ganas de pelear se esfumaban. De haber estado solos probablemente habrían arreglado el asunto con palabras; pero la chusma, compuesta por los parroquianos y gente de los locales vecinos, empezó a corear nombres, a hacer apuestas y abuchear a los contendientes por detenerse, llamándolos cobardes. Medio ciego por la sangre, Pancho se abalanzo de nuevo contra Pepe, tirándole un machetazo de arriba hacia abajo. Pepe, herido de una pierna como estaba, no pudo mantener el equilibrio y cayo al suelo. Trato de detener el machete con su mano libre pero el resultado fue que su brazo salió volando por los aires, amputado a la altura del codo. Creyendo que la victoria ya era suya, Pancho se abalanzo sobre el caído con la intención de clavar su machete en el corazón de su rival. Pepe, traumatizado por la violenta amputación, apenas pudo esquivar el estoque y, con la mano que aun conservaba, clavo su machete en el cuello de Pancho, atravesándolo de lado a lado. La turba, que momentos antes vitoreaba y animaba a los contendientes, hizo un silencio mortal, y salio disparada en todas direcciones al momento que alguien dio el aviso que la policía iba en camino.
Al final, Pancho quedó muerto en el suelo, dejando en la orfandad a sus hijos y viuda a su esposa. Pepe, lisiado de por vida y en prisión acusado de asesinato, dejando en desamparo a su familia. De la chusma vitoreante, antes tan entusiasta, ni una sola persona quiso interceder a favor de Pepe, ni siquiera los que apostaron a su favor. Todos cerraban las puertas y hacían que no estaban cuando la esposa de Pepe o la viuda de Pancho iba a sus casas a suplicarles ayuda.
La buena reputación es una feliz consecuencia de vivir una vida honorable. Si cumples con tus responsabilidades laborales, eres justo con tus compañeros, superiores y subordinados y tienes la valentía de resolver problemas aunque no seas el responsable directo, tendrás buena reputación como profesionista o empleado. Si cumples con tus obligaciones para con tu familia, eres justo al aplicar premios y castigos y tienes el coraje de afrontar los problemas con decisión y diligencia, tendrás buena reputación como padre de familia y esposo. Si cumples con tus compromisos sociales, no tiras ventajas y tienes el valor de afrontar algún conflicto con firmeza pero diplomáticamente, tendrás buena reputación como amigo.
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